lunes, 6 de julio de 2015

Jacobo Zabludovsky y los asuntos de Estado

Raymundo Riva Palacio
http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/zabludovsky-y-los-asuntos-de-estado.html
(…)
La muerte de Zabludovsky revive la dinámica de la relación de Televisa con el poder a lo largo de los años. Su salida del principal noticiero de la televisión mexicana, no era el relevo generacional en la empresa. En ese caso, el mejor remplazo para Jacobo era Abraham, su hijo, no por nepotismo, sino por ser el mejor segundo conductor de la televisión de la época. Pero nunca fue opción. El sólo apellido era un recordatorio permanente de cómo el joven Emilio Azcárraga Jean se había quedado con la empresa, en una operación política del presidente Ernesto Zedillo para evitar que los herederos de Emilio Azcárraga Milmo fueran los hijos de Guillermo Cañedo, su amigo y socio por décadas. En su blog Mediocracia, el investigador Raúl Trejo Delarbre, indiscutiblemente quien mejor ha seguido la evolución histórica de los medios mexicanos, recordó en 2008 una vieja columna del periodista Roberto Zamarripa, quien publicó detalles de una reunión el 4 de marzo de 1997 con el presidente Zedillo, en la fase terminal de Azcárraga Milmo, donde José Antonio Cañedo White, en ese entonces presidente de Televicentro, la empresa controladora de las acciones de Televisa, le dijo que al grupo le interesaba renovar “el pacto histórico entre la empresa y el Estado mexicano”. De acuerdo con Zamarripa, Zedillo lo corrigió y aclaró que el pacto había sido entre el Estado “y la familia Azcárraga”. El presidente, que era groseramente franco, se extrañó que estuvieran los Cañedo White –estaba también Guillermo, como presidente del Consejo de Administración de Televisa–, y le dijo a Azcárraga Jean, recuerda Trejo Delarbre, que la relación entre Televisa y el gobierno la resolverían ellos dos y nadie más.

Zabludovsky y el fin del monopolio informativo
En 24 Horas, Jacobo magnificaba los logros gubernamentales y soslayaba los errores.
Leo Zuckermann
http://www.excelsior.com.mx/opinion/leo-zuckermann/2015/07/06/1033094
Durante lustros, Jacobo Zabludovsky tuvo el monopolio informativo en México. Sí había otras opciones, pero eran de nicho: la gran mayoría de los mexicanos se informaba a través del noticiario nocturno del Canal Dos. 24 Horas tenía algo imposible de pensar en nuestros días: una audiencia masiva cautiva. Y el famoso conductor la aprovechó para realizar un noticiario protector, cosmopolita y culto. Protector porque siempre defendió al régimen político priista. Ni lo criticó ni lo cuestionó. Sus coberturas fueron favorables para el gobierno en turno, en particular para la institución presidencial. Esto se explicaba por la alianza entre los dueños de Televisa y el PRI. Era una relación de quid pro quo: el gobierno permitía que los propietarios operaran un negocio muy rentable a cambio de coberturas benévolas. En 24 Horas, Zabludovsky magnificaba los logros gubernamentales y soslayaba los errores.

Proceso pinta a Zabludovsky como “gato” del Tigre Azcárraga; así es hoy López-Dóriga con B. Gómez
Federico Arreola
http://www.sdpnoticias.com/nacional/2015/07/05/proceso-pinta-a-zabludovsky-como-gato-del-tigre-azcarraga-asi-es-hoy-lopez-doriga-con-b-gomez

En la revista Proceso de esta semana Jenaro Villamil empieza contando una anécdota: En 1983, Emilio El Tigre Azcárraga Milmo invitó a comer a Francisco Rojas, secretario de la Contraloría del presidente Miguel de la Madrid. A la comida acudieron dos periodistas de Televisa, Jacobo Zabludovsky y Guillermo Ochoa. El caso es que ahí Rojas agradeció a Zabludovsky la trasmisión de unas noticias en 24 Horas Azcárraga le dijo al funcionario: “No, Paco, no te equivoques, al único que tienes que agradecérselo es a mí. Éstos -dijo señalando a Zabludovsky y a Ochoa- son mis gatos”. La fuente de Villamil es un libro de Andrew Paxman y Claudia Fernández sobre El Tigre Azcárraga. Ese fue uno de “los desplantes típicos del entonces propietario de la televisora”, que eran posibles gracias a “la docilidad de Zabludovsky ante su jefe”. El reportaje de Villamil es durísimo con Zabludovsky, el periodista que siguió hasta “la ignominia” la línea de Azcárraga de ser soldado del PRI. (…)rápidamente el estilo bravucón de El Tigre Azcárraga regresó a los noticiarios de Televisa, aunque ya no ejercido por el dueño de la empresa. Emilio Azcárraga Jean, el heredero del viejo y maleducado Tigre, menos violento que su padre, ha delegado en Bernardo Gómez la tara de regañar y tirar línea a sus periodistas estelares, como Joaquín López-Dóriga y Carlos Loret de Mola, que hacen exactamente lo que dice el número dos de la televisora, un tipo que como Azcárraga viejo no se anda con delicadezas cuando da órdenes. Ya se contarán las historias del trato que Gómez da a sus periodistas.

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