martes, 18 de agosto de 2015

Enfilan exigencias a Peña Nieto para que detenga agresión a periodistas; caso Narvarte, igual

Síntesis Informativa del Sindicato Nacional de Redactores de Prensa (SNRP)

Carta abierta a EPN
Denise Dresser
http://www.reforma.com/aplicaciones/editoriales/editorial.aspx?id=69398#ixzz3j8CFvaCY
Señor Presidente:
Los periodistas están bajo acecho. Los encargados de decir la verdad están siendo asesinados. Los que deben desnudar al poder están siendo amenazados por quienes lo ejercen. Ante ello, nosotros, un grupo de escritores, periodistas, artistas creativos y defensores de la libertad de expresión le expresamos nuestra indignación. Le expresamos nuestra preocupación por la actitud indiferente de su gobierno. Y lo hacemos acompañados por PEN y el Committee to Protect Journalists. Ellos también saben que los ataques mortíferos o las amenazas intimidatorias al periodismo son un ataque al derecho que tiene la sociedad mexicana a estar informada. Un ataque al derecho a saber. Matar a un periodista es matar la posibilidad de saber la verdad.

Denise Dresser


Las buenas (y selectivas) conciencias
Es un ajuste de cuentas entre narcos, mataron a un hombre que estaba con ellos conviviendo que era periodista.
Jorge Fernández Menéndez
http://www.excelsior.com.mx/opinion/jorge-fernandez-menendez/2015/08/18/1040780
(…)

La muerte de Rubén no fue causada por su trabajo, o por lo menos, no existe en las investigaciones indicio alguno de ello. Rubén estuvo tomando unos tragos con un amigo hasta bien entrada la noche, se fueron a la madrugada al departamento que su amiga Nadia compartía con otras dos mujeres que nada tenían que ver con los medios; allí estuvieron hasta más de las siete de la mañana. Buscaron una estación de Metro, pero Rubén decidió regresar a la casa de su amiga. Y unas horas después ahí encontró la muerte. Los asesinos no iban por él sino por Milli, la joven colombiana que fue golpeada, torturada, violada y asesinada. Otra joven maquillista, Nadia, y la empleada doméstica, además de Rubén, también fueron asesinados. Los asesinos, uno ya consignado, los otros perseguidos por las autoridades y con una identificación inicial, son unos pobres diablos, aparentemente involucrados en temas de narcomenudeo. Los teléfonos de por lo menos uno de ellos está registrado en el celular de Milli como dealer (así se les llama a los vendedores de droga) y hay otros dos números con el mismo nombre. Los asesinos algo buscaban porque se llevaron del departamento una maleta o bolsa, pero dejaron ahí computadoras e incluso algunos celulares. Todo indica que se trata de un crimen ligado al narcomenudeo.(…) Lo asombroso es que cuando se producen ataques reales a la libertad de expresión los de las buenas conciencias desaparecen. Los dirigentes de la Sección 22 han demandado penalmente a varios medios, a sus directivos y reporteros por el “delito” de informar de los hechos violentos en los que éstos participan. Piden, entre otras cosas, compensaciones económicas por el “daño moral” sufrido. No se trata sólo de amenazas, sino de acciones contra el simple hecho de informar sobre delitos cometidos. Y no se trata de medios o de comunicadores locales o freelance, sino de medios y periodistas nacionales.

Rubén Espinosa

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